17 mar 2008

Eucalipto



Se entrecruzan las hojas dentro del viento.
El viento invade este espacio.
Me invade por dentro.
Se pasea el fantasma de ti.

Los zorzales dejan la danza hasta la mañana siguiente.
En cambio, incansable, sigues tu propia danza.
Un caleidoscopio verde.
Una sinfonía de murmullos suaves.

Sabes que el fantasma de aromas
me invade a cada noche.
Solo para recordarme la presencia de mi hombre.
Que huele a pino, a madera, a eucalipto.

Todo lo impregna y todo lo toma.

Me haces compañía durante mi estadía de ausencia.
Me traes dentro del viento los abrazos partidos.
Y cerrados.
Eres casi como un indicio del hombre que amo.

Poderoso, fuerte, gigante, y verde.

Esa corteza dura que mudas cuando gustas.
Ese vaivén en la oscuridad.
Inamovible. Precioso, pero inamovible.
Ondulante pero rígido.
Susurrante pero inaudible.

Tu verdadero corazón es intangible.
Dentro de tu corteza guardas la savia.
Guardas el agua que la vida te regala.
La esencia que te otorga el aroma.
La menta muda de tu sabor.

Eres un compañero tácito en el anochecer.
Otro inquilino viril e inmutable,
de amor deshabitado y escondido.
De amor oculto en la arboleda de los días.

27 de Enero de 2008.


16 mar 2008

Cayendo


Cinco sombras se proyectan de mis pasos,
en este ensueño
.
Cada vez que escucho esta melodía,
siento que los ángeles me reclaman de nuevo.


Entro y salgo de este ensueño.
Entre el silencio y el deseo.
Las sombras de las hojas danzan.
Tan suaves.


Espero que esta vez no me deje herir.
Espero que esta vez la melodía no cese.

Crece y mis pasos se elevan,
ya no oigo mis huellas mundanas.
Mis pies son alas de gloria.


Las estrellas brillan en el cielo.
Como siempre.
El verano es bello.
Como siempre.


Pero hay algo nuevo en mí.
Esta melodía que tanto amo,
no cesará esta vez.
Es el murmullo de una voz tan suave y ronca.


El mundo gira.
Como en todos los tiempos.
Las nubes vienen y van,
atravesando el cielo.


Viene la noche, en un atardecer más.
Pero hoy algo es diferente.
Hoy siento que estoy cayendo.

Hoy creo que ambos estamos cayendo.


La brisa se retuerce a mi alrededor,
como en todo momento.
El aroma dulce de la noche fluye
como si fuera un destello.


Espero que esta vez no me deje herir.
Espero que esta vez la melodía no cese.


¿Estaré cayendo en los brazos de aquellos?
¿Aquellos ángeles que llaman?
¿Estaremos cayendo tú y yo?


En este sueño tus ojos brillan
como nunca.
En este sueño siento el cielo en tu beso
como nunca.

¿Estaremos cayendo me pregunto yo?
¿Es esto verdad o parte de mi ensueño?
¿Estaremos cayendo sin regreso?
¿Sin regreso al mundo que conocemos?

16 de Marzo de 2008. Amparo Carranza Vélez.